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Hoy, en este día cualquiera,, empezare a escribir acerca de este mi nuevo libro "Conexiones Maravillosas"  hoy hare un compromiso  primero conmigo misma y con ustedes mis lectores de escribir cada día, y compartir con los que quieran seguirme, (no hay premio por hacerlo)mis experiencias diarias mientras escribo para el libro que pronto tendrán en sus manos.  Entonces a partir de hoy,  Lunes Noviembre 2, 2015, si desean saber lo que me conecta con mi creador diariamente, síganme desde hoy.

Empezando este día de otoño en la Hermosa y pequeña Ciudad de Burlington donde vivo, me dirijo al parque del lugar en mi diario recorrido con mi perro y amigo  koko.

El viento tibio, (extraño para este tiempo) el cielo de azul profundo,  me hace sentir que estoy en otro extremo del planeta y no en los frio otoños de Canadá. Camino por calles de tapetes de floridos colores que adornan los frentes de las casas del lugar, mostrándome la magia de los  “colores de otoño”  naranjas, verdes, toda la gama de amarillos hasta llegar a los más extraños rojos nunca antes percibidos en mi tabla de colores.

El color negro con blanco de Koko, sobresale  en este tapete colorido de hojas de otoño y viéndolo dar saltos  sobre los   arrumes de exuberantes hojas,  siento gran deseo de hacer lo mismo, pero como siempre y tantas veces hacemos: retenemos nuestros deseos evitando ser tildados de locos o que otros piensen que se nos "corrió la teja" aprisiono mis deseos y aligero mis pasos  y me  dirijo hacia ese parque que me espera diariamente.   Aquel parque de verde grama y grandes árboles, que algunos  aun conservan sus exuberantes y coloridos vestidos,  mientras que otros ya están totalmente desnudos, apresurándose hacia el invierno,  pienso que se durmieron antes de tiempo y seguro se aburrirán  de tantos meses de sueño que aun les espera.

Pero en fin, se  que la naturaleza es perfecta y así es y será, mientras que nosotros los perfectos no metamos nuestras sabias narices en ello. 

Hoy acercándome al árbol mi amigo de años, le doy gracias a la vida a ese Dios que concibo en la copa de este,  mi árbol, le doy gracias por darme esta nueva oportunidad de vivir este nuevo día, de respirar, por  ser lo que soy, por darme este regalo hoy de apreciar este día, gracias porque tengo tantas cosas que agradecer y tan pocas que pedir.  Por poderte abrazar hoy con forma de árbol y poderte decir “gracias por estar aquí”.