Estando en la florida en unas cortas vacaciones de familia, solíamos hacer
un trato con mis hijos de levantarnos muy temprano, antes de la salida del sol a
contemplar el amanecer.
Recuerdo que
fuimos a la terraza del hotel y aunque no era permitida el acceso a este sitio,
sin que nadie nos viera, nos entramos por una ventana (aunque me sentía avergonzada
por violar las normas, estaba segura que lo que íbamos a observar lo merecía). Dos
cillas esperaban por nosotros y alla, en primera fila, en lo alto de este
edificio, nos preparamos a contemplar el espectáculo del amanecer.
Ese fue un momento mágico para mí que nunca
olvidare y estoy segura que para mis hijos también lo fue. Aunque ese momento fue
tan corto y creo que las palabras se quedan cortas para describir la sensación sentida;
lo intente y escribí algo para mi libro al respecto, lo cual llame “Momentum”.
Quiero compartir solo un pedacito de este escrito; porque debo dejar
algo para que lean mi libro,, verdad..?
Hoy dormiré menos y sonare más con tempranos
amaneceres y tardíos atardeceres
Hoy mirare sin mis lentes oscuros, abriré mi ventana y
permitiré que suaves rayos de sol de la mañana, invadan mi casa y mis aposentos de luz y calor
Hoy le madrugare al día y sin falta asistiré al espectáculo que esta
por empezar, sentada en lo más alto de la montaña o quizás donde las olas
golpean las rocas y acarician mis pies.
Aquellos Mares con
suaves olas de interminables fronteras, que al igual que yo, esperan atentos la magia
del amanecer, la celebración del nuevo
día, ese resplandor que teñirá el
firmamento y bañara de color sus aguas, sus arenas y mis
pies.