Hoy haciendo reflexión
acerca de mis escritos de navidad, creo
que me paso como nos pasa a muchos, nos focalizamos tanto en el objetivo final,
en el premio, en la meta, que después de una corta celebración y abrir regalos,
nos olvidamos en corto tiempo de todo el proceso vivido para obtener ese regalo.
Después de
todos mis escritos en este mes creo que no exalte lo suficiente el significado del
nacimiento de Jesús, y no quiero
continuar dejando este tema totalmente inconcluso, ni tampoco quiero cerrar
este tema para ser archivado para el año entrante, sin antes compartir el aprendizaje
y el verdadero regalo siempre recibido pero nunca antes apreciado como hoy
Esta navidad no
quiero que me pase lo que normalmente nos sucede a muchos: abrimos los regalos y en corto tiempo ya sencillamente es
un regalo mas, solo arrugamos sus envolturas,
los tiramos a la basura y de igual forma
todo el aprendizaje en el proceso, se olvida, hasta el año que viene, hasta la próxima navidad,
ya nadie más volverá a sentir este “espíritu de navidad” que tanto habla la
gente. Durante un año ya nadie hablara
del proceso que vivimos para llegar a la celebración, ya nadie habla de navidad,
nadie recordara el verdadero significado,
la enseñanza que me dejo este proceso y al igual que muchos de ustedes se reirán
de los que hablan de navidad como se reirán de mi, por escribir algo que ya hace
parte de una navidad que ya paso y que
lo único que me dejo fue un regalo que ni siquiera de pronto conservo, en mi
vaga memoria. (Continuara mañana)
(completa escritura próximamente en el libro conexiones
maravillosas)
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